¿Cómo puede un sistema de evaluación del talento contribuir a mi desarrollo profesional?
Es probable que nos hayamos formulado esta pregunta en más de una ocasión, incluso experimentando cierta aprensión y dudas ante la posibilidad de ser evaluados de forma objetiva y detallada según a las exigencias del puesto que ocupamos. ¿Y si el resultado es negativo, y además, contrastable?
El simple término "evaluar" ya nos puede evocar emociones diversas, muchas de ellas negativas y recordarnos experiencias del pasado y épocas escolares llenas de exámenes. Sin embargo, al analizarlo desde otra perspectiva, encontramos sentido a esta posibilidad y un conjunto de oportunidades y ventajas que vale la pena considerar.
Si observamos nuestra realidad diaria, las personas estamos sujetas a evaluaciones constantes y a menudo de manera informal y caótica. Entonces, ¿por qué no utilizar un sistema de evaluación periódico, objetivo y basado en pautas claras que nos ofrezca un feedback constructivo?
Un sistema bien diseñado e implementado nunca implicaría un juicio dañino a nuestra autoestima ni una mirada única a nuestros errores. Por el contrario, ofrecería la oportunidad de descubrir nuevos aspectos de nuestro talento, mejorar, dialogar y avanzar.
Las ventajas de este sistema facilitarían:
Una relación más estrecha y un diálogo abierto con los superiores.
La aclaración sobre qué es lo que realmente se espera de nuestro trabajo.
La identificación de las habilidades y/o tareas correctamente ejecutadas.
La detección de las áreas de mejora y aumento de nuestro rendimiento.
Y además, un reconocimiento por nuestros logros.
Para lograr esto, es crucial tener en cuenta varias consideraciones. En primer lugar, se requiere el desarrollo de un sistema diseñado por un equipo de personas expertas, que establezca las competencias y criterios de forma adecuada. En segundo lugar, es fundamental proporcionar una formación específica y cualificada a los líderes para mejorar su capacidad de análisis, neutralidad y comunicación asertiva.
En este contexto, se insta al mando a tomar conciencia de sus propios sesgos y prejuicios en la dirección de su equipo y ayudando, no solo a abordar los puntos de mejora en base a datos objetivos, sino también a reconocer las fortalezas, identificando el talento y potencial de la persona evaluada.
Es importante destacar que muchos superiores desconocen el impacto de los reconocimientos objetivos. Al reconocer de manera adecuada el desempeño de su colaborador/a se logran dos metas: incrementar sus niveles de motivación y satisfacción laboral y asegurarnos de que repita ese comportamiento porque sabe que es valorado y adecuado.
Otro beneficio es que podremos establecer de forma consensuada con nuestro mando un plan de mejora y desarrollo profesional teniendo la oportunidad de participar activamente en su construcción y proponer nuestras soluciones. Evidentemente, el nivel de compromiso será mucho mayor que si recibimos sin más, ordenes e instrucciones.
Por lo tanto, establecer un sistema objetivo de evaluación del talento a través de conversaciones periódicas y planificadas, permite conocer cómo somos realmente percibidos en nuestro trabajo, identificar áreas de mejora y recibir el reconocimiento que merecemos, generando un impacto significativo a nivel profesional.
Aboguemos por el desarrollo en las empresas de estos sistemas transparentes, neutros y objetivos de evaluación del talento ya que representan un impulso a nuestro desarrollo profesional y por ende, personal.