Hospital Sant Joan de Déu, Disneylad París, Apple, Hilton, Movistar, Vivari… pensamos en estas organizaciones y, si hemos sido clientes, conectamos inconscientemente con la experiencia que nos han generado.
Las marcas son experiencia, y la experiencia es emociones y mapa mental. Son experiencia hacia fuera, para clientes, y hacia dentro, para sus personas y capital humano.
Sin clientes las organizaciones no sobreviven, sin capital humano no llegan a ser.
Hoy, fidelizar y atraer talento está, de forma notoria, en toda mesa de RRHH y nos invita a una profunda reflexión:
¿Qué propuesta de valor somos para el talento externo e interno?
¿Cómo es nuestra marca empleadora?
Construimos una marca empleadora (employer branding) atractiva y veraz con reputación, valores y principios, propósito y promesa de futuro. Con realidad y experiencia sentida.
Nuestra marca empleadora puede explicarse con 4, 5 o 6 adjetivos. Identifiquemos, pues:
¿Cuál es el tono emocional de nuestra organización?
¿Cómo nos viven nuestros y nuestras trabajadoras?,
¿Qué oportunidades reales somos para ellos y ellas, y para el talento exterior?
¿Cómo quisiéramos que fuera la experiencia de nuestros empleados?
La experiencia de empleado (employee experience) es la huella vivencial, afectiva y sensorial del paso y trayectoria profesional del empleado por nuestra organización (employee journey).
¿Cómo desean los y las empleadas que sea esta huella?
La escucha activa, la empatía, conocer lo propósitos, las motivaciones y los sueños profesionales de nuestros y nuestras empleadas es fundamental para personalizar la experiencia y la trayectoria de nuestras personas. Es una tarea de co-creación, con responsabilidad compartida.
Uno de los roles de la organización con sus personas es generar experiencias de empleado atractivas y que eleven el compromiso y su valor organizacional. Y para ello hay 5 principios:
“Ante un mundo impredecible, la única respuesta es la organización líquida basada en el cambio constante, la fluidez, la capacidad de adaptación y la flexibilidad”, decía Zygmunt Bauman en Tiempos líquidos.
Pasar de lo que hacemos al sentido, al para qué. Porque sentido y propósito enamoran, y por encima de todo queremos ser empresa escogida.
Mireia Cabero Jounou